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4.02.2011

Amistad

Los desaires son tan recurrentes, inesperados y muchas veces indeseables por lo que no enfrentarse a ellos objeta con cierta discordia una decisión que no debiera ser más estimada que la propia amistad. Se aprende con el pasar de las lunas que si bien no muchas veces estamos dispuestos a sopesar el real valor de una amistad si debemos ser consientes de que al fin y al cabo el significado de esta es la innegable comprensión de que los problemas y saltos que esta relación pueda tener, son los mecanismos de actuar que posee. No siempre nos ponemos a disposición para aceptar que un amigo entrañable es la ambigüedad entre una hoja de papel que si bien con el pasar del tiempo se arrugará, pondrá amarillenta de la prolongada exposición a la luz de las amistades, probablemente se agujereará y empolvará, pero sin embargo no la podemos guardar en un cuaderno junto a otras con las que si bien no se maltraerá a posteriori (en principio), no será individualmente cuidada como debiera, sino que será de temer el olvido de ella en especial o de otra entre tantas más que irán llegando con el correr de ciclos que se irán cumpliendo durante nuestra vida. 
"Para todos aquellos que viven en cuadernos repletos de hojas sin escribir"

1 comentario:

Squizo_Doll dijo...

te haba escrito algo... arg!