Publicidad

4.01.2011

Maniquies

A ver. Se cansó mi cerebro de pensar en que escribir, siendo que mis dedos hacían la tarea del obrero. Una hora o dos da lo mismo, la tarea de pronto cambia y ellos reciben un finiquito temporal. La nueva contratación, no innovadora sino perspicaz serán mis ojos, que luego de tanto observar, cosa que es inherente a su propósito como inquisidores de la realidad, pero no siempre imprescindibles, deberán mirar hacia algo mas inerte aún que los rostros de las personas, a eso de las siete y media de la mañana que se niegan a expresar un sentimiento de alegría, con un carácter que debiese denotar sensualidad, cuando sus cansados cuerpos cumplen la labor de movilizarse con un ánimo más que doblegado por la necesidad, sea cual sea esta, pero principalmente de subsistir en “la vida” dado que las circunstancias se describen con la careta amarga de lograr una meta, a mi parecer paupérrima.
Y que tenemos como objetivo entonces; maniquíes. Si, maniquíes, que detrás de unas vitrinas polvorientas y manchadas que con el pasar de algunos meses, o quizás más, quedaron olvidados y dejados a la suerte de transeúntes indiferentes, movimientos sísmicos, muros trisados  y soledad. Ciertamente un panorama desolador, al observar que lo que queda de ellos no son más que desgarros y fracturas, seres mutilados,  sucios, seres decapitados. Imposibilitados de hacer lo que saben, para lo que fueron concebidos, simular un sueño banal y estereotipado que tan solo es cumplido con ideales pobres y menoscabados que por falta de ambiciones son fácilmente menguados bajo las sombras de promesas engalanadas de baratijas comparables con las de los bien conocidos “Todo a Luka”.
La verdad me parece, y actuando en conjunto con contratados y recontratados, que no me queda más que afirmar que si bien me asemejo bastante a ellos, soy capaz de distinguirme, por lo que me adjudico la facultad de concluir y decir ante todos, que los maniquíes, bien pudieron ser los antepasados del propio ser humano, alguna vez constructores de pirámides y ciudadelas. Hoy por hoy no son más que sombras abandonadas, llenas de miedo, frío y olvido.

No hay comentarios: