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4.11.2011

Formación de Emprendedores Parte 1.

Del Gran Oscar Wilde nació una gran frase, la cual debiese ser un estandarte de aprendizaje para todo aquel que no se queda tan solo con lo que ve o escucha, sea al boleo en una gran charla. Esta dice que todo lo comúnmente aceptado como cierto es falso. Instruyámonos de buena manera entonces, y dejemos de quedarnos con la primera impresión, que según mi parecer, no es la más importante.

Por ahí he escuchado que la necesidad va formando nuevas competencias, habilidades que liberamos de nuestro interior, y obviamente nos sorprende, darnos cuenta de que podemos ser capaces de algo grande. Se oye mucho la frase que dice “la necesidad tiene cara de hereje”, más bien tiene cara de progreso incipiente del cual formar nuevas armas para competir en la vida. Pero como todo, esto tiene su parte negativa, y está en cada uno entenderla y saber sacarle provecho. Esas veces que nos sorprendemos de lo que somos capaces, también nos decepcionamos de no saber manejar esa capacidad en el tiempo. Importante es entonces saber que somos capaces, luego saber serlo y así sabremos desarrollar la habilidad.

Estas competencias que descubrimos están erradicadas permanentemente en nuestra persona, y desde un principio, de manera que al ejecutar la labor de desarrollarla, implica que debemos instruirnos en las materias que nos ayudarán en ello, y que van conexas para un óptimo desempeño. Este conjunto no tiene como causa el éxito, sino que lo conlleva, por lo que el saber causarlo radica en el simple hecho de saber errar. Y digo saber justificándome con lo que expuse lineas atrás sobre el deber de educarnos en las materias pertinentes. Ergo, esto no significa que al equivocarnos debemos abandonar el camino recorrido o que no hay vuelta atrás, al contrario, el error forma al emprendedor en cada aspecto, en cada curva de la senda que tomamos. Nunca será sabio arrepentirnos de haber obrado equívocamente. Y si no fuese así, piense en quien no haya aprendido después de aquello. El error es la opción que todos tomamos de vez en cuando, y aunque no sea por decisión propia, es una de las causas que encaminan como dije anteriormente al éxito. Quien rehúye el error por miedo, lo hace por su ignorancia, y por lo tanto, rehúye el éxito.

1 comentario:

Jael Díaz Ubilla dijo...

Siempre he creído que sólo se aprende a tropiezos y caídas. Esa es la única forma en que la tinta de la enseñanza que la vida nos quiere dar, se van a meter en los poros, calando hasta el fondo.