De acuerdo a nuestras competencias y la manera en que las utilizamos podremos desarrollar acciones efectivas en el ámbito que deseemos echando mano de nuestras habilidades, conocimientos, valores, motivaciones, rasgos y aptitudes. Todas estas son un conjunto de aptitudes que determinarán nuestro comportamiento, conducente a una consecución de resultados y objetivos.
La manera que tenemos para desarrollar estas competencias se dividen en tres niveles o ámbitos de la persona, que como indiqué someramente en una entrada anterior son: Cognitivo, que se refiere al saber, donde encasillamos nuestro conocimiento, educación e inteligencia; La actitud, que es el “saber ser”, lo que implica una predisposición emocional; Y tercero, la habilidad de saber hacer, poniendo en acción todo lo anterior.
Lo que debemos saber de las competencias es que son características permanentes en nosotros, las que ponemos de manifiesto al momento de ejecutar un trabajo, una tarea. Así mismo se relacionan con una ejecución exitosa de la actividad desempeñada, de la índole que esta sea, aunque no solamente se asocian al éxito, más bien lo causan, pudiendo generalizarlas o extrapolarlas a más de una actividad.
Como he dicho en otra oportunidad, para tener objetivos claros, necesitamos un propósito firme, que es generalmente a largo plazo, los propósitos son de vida. De este modo nuestra actitud y motivación nos generarán tanto los propósitos como las competencias. Además nos llevan a adquirir nuestro conocimiento y formas de pensamiento, que nos generará nuestras habilidades en patrones de conducta que también desencadenan en las competencias. Luego de esto podremos formular y ejecutar planes competentemente para un fin establecido.
Todo lo anterior va siempre de la mano de preguntas formuladas por los sueños que tenemos, que nos generan aquellos propósitos. ¿Imaginas poder vivir sin tener que trabajar?, ¿Retirarte a cierta edad para así usar tu tiempo en aquello que quieras?, ¿Has escuchado sobre la libertad financiera? Pues debes saber que para ello debes soñar. Soñar y proponerte propósitos en la vida, y así podrás plantear objetivos a cumplir.
“No se puede desear, ni menos alcanzar para tu vida aquello con lo que nunca has soñado.”
2 comentarios:
Ciertamente, hay que soñar. La diferentecia, como dice el Sr. Hernán Herrera, entre un sueño y un proyecto, es que este último es un sueño con una fecha de término. Los sueños por sí solos no nos sirven. Hay que ponerles fecha o si no, sólo serán utopías.
Saludos
Exactamente, como comenté en el último párrafo, "Soñar y proponernos propósitos en la vida, y así podremos plantearnos objetivos que cumplir" De otro modo no serían mas que Utopías como bien dices.
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