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5.02.2011

Preguntas existenciales.-


Cuando iniciamos nuestras vidas laborales, generalmente lo hacemos por fines concretos y simples, pero importantes en principio. No muchas veces nos cuestionamos que podríamos hacer con el dinero que ganamos cuando jóvenes. Queremos pasar buenos momentos, realizarnos materialmente. Trabajábamos por un fin, ya cumplido, y está bien no lo niego, pero ya pasado el tiempo, encarando compromisos de vida que encausan nuestro compromiso financiero, ya los gustos no son prioridad, comenzamos a hacernos preguntas existenciales en cuanto al dinero. ¿Por qué no ahorré?, ¿Cuánto gasté durante todo ese tiempo?, ¿Cuánto tendría si no hubiese gastado tanto en cosas que ya tenía, pero quería renovarlas por unas mas tecnológicas? La única respuesta a todas estas preguntas es “porque no tuvimos educación financiera”. Solo se nos enseñó de niños que para obtener algo en la vida hay que esforzarse duro, estudiar, obtener buenas notas, ingresar a la Universidad y trabajar en un una buena empresa que nos diera grandes beneficios y seguridad.


Hoy en día trabajamos para una empresa, o explotamos nuestras habilidades y las vendemos, para así “realizarnos económicamente”, pero terminamos realizándonos materialmente, adquiriendo deudas, pasivos increíbles, gastos, que nos consumen el sueldo, nuestro esfuerzo, nuestro tiempo, y terminamos preguntándonos, como siempre, ¿Por qué en vez de sobrarme dinero me sobra mes? No conocemos nuestros límites financieros. Muchas veces no vemos el total de nuestro sueldo, solo vemos lo que quedo luego de los compromisos, las cuentas, las deudas, y lo que nos queda lo utilizamos para tratar de terminar el mes. No conocemos nuestra capacidad de endeudamiento, y no sabemos utilizar los recursos que están dispuestos para nosotros.

¿Por qué entonces es necesario educarnos financieramente? ¿Por qué debo relacionarme con conceptos que se supone son propios de empresarios o inversionistas? Simple; tal ha sido la radicalidad de los cambios subscritos en la economía y la sociedad, que hoy es nuestro deber saber cómo generarnos la subsistencia, el bienestar y el desarrollo de nosotros y de quienes amamos.

Con estos cambios, cada vez se hace más imprescindible, renovarnos, adquirir nuevas competencias, conocimientos, habilidades que nos ayuden a superar estos cambios. El cazador y recolector se vio obligado a transformarse en agricultor y criador de ganado para asegurarse la existencia de comida. La revolución industrial sistematizó la producción por lo tanto artesanos y agricultores se vieron obligados a ser empleados asalariados, debiendo adquirir nuevas competencias para subsistir. Hoy en día estos empleos no aseguran estabilidad, y muchas veces malogramos nuestro bienestar, nuestra salud, nuestra calidad de vida. Así mismo el ser profesional ya no es próspero. Como uno salen cientos cada año, pero solo se crean unos pocos empleos capaces de albergar a una pequeña cantidad de esos nuevos profesionales. Recae en nuestros hombros entonces la responsabilidad de crearnos nuevos medios para vivir en plenitud. Este objetivo se cumple con la educación financiera y emprendedora.

¿Cómo aseguramos nuestra calidad de vida hoy en día? Debemos pagar por nuestro techo, nuestra comida, nuestras vestimentas, nuestros servicios básicos y tantas otras necesidades, pero si nos falta dinero generalmente privilegiamos una necesidad sobre otra. Podemos ver que todo gira en torno al dinero, pero ¿es malo el dinero?, ¿Por qué creamos esta relación de amor y odio con él?

Esto nos indica que nos debemos a nosotros mismos la entrega de nueva información, de conocimiento; debemos entrenarnos en la manera de utilizar el dinero, nuestros bienes y nuestros emprendimientos como medios para un fin muy importante: “desarrollarnos financiera y humanamente”. Tenemos que entregarnos a cada momento aquello que es necesario para incorporar las nuevas competencias de “prosperidad y autorrealización”, pero ¿Qué son y cómo las desarrollamos?...

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